La atención primaria telemática

Ir a ver al médico de cabecera durante el Estado de Alarma ha sido entre difícil e imposible. En mi ciudad hay 3 CAP (ambulatorios) y un hospital. El CAP más nuevo estuvo cerrado y su personal reubicado. El segundo CAP estuvo funcionando a puerta cerrada, los doctores hacían atención telefónica y tareas administrativas, que se han multiplicado estos días. El tercer CAP sí estuvo abierto y atendiendo urgencias y visitas presenciales.

Los doctores que han hecho teletrabajo, pues como todos los españoles: han trabajado en condiciones muy mejorables. Han atendido a la vez que las consultas médicas a sus hijos pequeños, han hecho llamadas todo el dia desde su teléfono personal, alguno ha comprado de su propio bolsillo un ordenador expresamente para poder trabajar mejor. No escribo de casos hipotéticos, sino de sanitarios que conozco.

Todo esto acabó y desde el dia 1 de junio la Atención Primaria ha entrado en situación de Nueva Normalidad. Es decir, que no ha vuelto a ser como era, para disgusto de muchos usuarios. En mi región sanitaria han llamado al nuevo funcionamiento: "descentralización de la actividad presencial". Esto es, obviamente, neolengua. Donde dice descentralización en realidad quiere decir disminución. Porque lo que ahora sucede es que no puedes ir al CAP ni para pedir hora, ni para ver a tu médico sin antes entrevistarte con él telemáticamente.

El procedimiento es el siguiente:
- Primero se pide hora exclusivamente de forma telefónica o por internet.
- Luego te dan visita telefónica con tu médico de cabecera. Durante esa visita el médico puede diagnosticarte y enviarte medicación o bien puede considerar que necesita verte para explorarte y entonces te da cita presencial.
- Entonces y sólo entonces te permitirán el acceso al CAP. Y debes ir sin acompañante a no ser que tengas permiso por ser un caso excepcional.

Pedir hora por teléfono e internet ya se podía en la antigua normalidad. Mejor dicho, se podía por internet, porque por teléfono nunca pude. En mi CAP nadie cogía el teléfono. Nunca. Por otra parte, poder optar a una visita telefónica es fantástico, sobre todo porque a veces sólo quieres hacer una pregunta rápida al doctor y así no has de pedir horas libres en el trabajo. Que haya opción de telemedicina o como le quieran llamar es bueno. Lo que no es bueno es que se restrinja el acceso clásico, de siempre, al servicio. Hay gente que no se apaña si no es de forma presencial. Y a estas personas les va a perjudicar mucho, muchísimo el cambio.

Una de las cosas que se han hecho mal, ya de entrada, es la comunicación del nuevo funcionamiento. Hace 3 semanas y media que está implantado y no ha habido una buena campaña informativa: ni en televisión ni en prensa ni por carta al usuario. Hoy lo he visto yo en el telenoticias, por primera vez. La mayoría de los usuarios se están enterando del cambio a la manera española: acercándose a la puerta de su CAP y encontrándola cerrada. El guardia de seguridad suele ser el que explica el nuevo modelo. ¿Son maneras? Pues obviamente que no. Y parece que no es una particularidad catalana, como se ve en este caso de Andalucia:
 


Pues así estamos. En España, muchas veces la única manera de resolver bien una cosa es presencialmente. Ni enviar un email, ni dejar un recado, ni usar la aplicación de turno. La gente lo sabe y por eso quiere ir presencialmente, esperar tres cuartos de hora o lo que haga falta, ponerse delante de un administrativo, pedir lo que necesita y asegurarse que te lo dan. Y salir de allí con un papel con su día y hora.

Y en cuanto a la atención médica propiamente dicha, he visto recibir dos consultas telefónicas y la velocidad con la que se diagnosticó sin ver, basado únicamente en el relato subjetivo del enfermo, me dejó perpleja. No creo que esto sea manera de ofrecer calidad en el servicio. En época de pandemia puede tener un pase, pero si este sistema se va a instalar, puede disminuir mucho la calidad percibida por el usuario. Y no solamente por el usuario. Los propios médicos también están dando la voz de alarma:

  • Elena Serrano, médica de familia de Barcelona ha reflexionado sobre el tema:
"Si convertimos la consulta telefónica, la videollamada y el correo electrónico como el pilar de la atención clínica, nos deberíamos preguntar si con ello se conseguirá aumentar la brecha de la injusticia epistémica [2] : ésta que anula a pacientes su capacidad para transmitir conocimiento y dar sentido a sus experiencias con la enfermedad y que conlleva a una incapacidad del colectivo sanitario para comprender la experiencia social del enfermar de nuestros pacientes. Y si además la decisión de pasar de lo telefónico a lo presencial se otorga unilateralmente al o a la profesional y es quien decide si la narración es suficientemente importante para dar acceso al/la “autoridad profesional” el abuso de poder profesional puede estar servido."

  • El psicoanalísta Luis-Salvador López también ofrece la siguiente reflexión:
"Me consta que mis compañeros han recibido la noticia con división de opiniones. Para algunos, es la oportunidad para conseguir que sólo acudan a las consultas aquellos que, desde un punto de vista estrictamente médico, precisan asistencia. Son los más técnicos, es decir, los que evalúan la práctica desde una perspectiva metodológica y cuantitativa «basada en la evidencia» de los datos o de las simples imágenes. Otros, mucho más fieles a la antigua tradición, siguen creyendo que la presencia del cuerpo es capaz de aportar una información que ningún aparato puede remedar, que la viva voz y su entonación pueden aproximarnos a ciertos diagnósticos con un mayor grado de verosimilitud que cualquier prueba técnica, que la aparición del cuerpo y de la palabra nos acercan mucho más a esa máscara llamada «persona» que cualquier máquina de apoyo. Son los más artistas (...)

(...) conviene matizar que no hay auténtica práctica médica sin magia, hechizo y sugestión, que es, precisamente, lo que muchos de nuestros pacientes ansían conseguir cuando vienen a vernos, aunque sin saberlo. El problema es que, para muchos médicos, todo este aspecto de nuestra historia, de nuestro atávico quehacer profesional, ha sido olvidado. De ahí la necesidad de ese encuentro físico para nuestros pacientes, pero también para nosotros, los profesionales. Luego no se trata de negar la técnica en la práctica médica sino de manejarla, de hacer un buen uso de ella, y no de ser un mero esclavo o un instrumento de su designio fatal.
Fuente: Coronavirus: la "nueva" medicina en la revista sobre psicoanálisis Zadig.


Dicho todo esto, me pregunto: ¿esto es nuevo nuevo? ¿O quizás el Covid ha acelerado un proceso que alguien tenía ganas de implantar? Pues buscando un poco descubro que parece ser que estamos ante otro caso de aprovechar que el Pisuerga pasa por Valladolid.

Dijo Eva Belmonte en mayo del año pasado:
He mirado el BOE en cuestión y presenta el Marco Estratégico para la Atención Primaria: articulado en Estrategias, Objetivos y Acciones. Se presentan 6 estrategias, una de las cuales es:

Estrategia E: Potenciar el uso de las tecnologías de la información y la comunicación

Objetivo E.3: Utilizar la consulta no presencial, de acuerdo con los recursos disponibles.– Acción E.3.1: Impulsar las consultas telemáticas de ágil resolución, con identificación segura de la/del usuaria/o, que permitan la integración de la solicitud de consulta y respuesta en la historia de salud digital. Medio plazo.–

No sé qué considera el ministerio de Salud "medio plazo", pero en 13 meses después de publicar este objetivo, tienen a toda España teleconsultándose. A alguien en el Ministerio le van a dar un bueno premio.

Cuando tenga un rato miro a ver en países vecinos cómo está la cosa y lo explico por aquí.

3 comentarios:

  1. Busca acelerar en: https://www.lamoncloa.gob.es/presidente/intervenciones/Paginas/2020/prsp22042020.aspx

    Un Like muy grande.

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  2. Hola Anónimo! Muchísimas gracias por el link, me ha parecido interesantísimo y creo que de hecho merece ser comentado en una próxima entrada del blog.
    Sigue comentando :)

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    1. Gracias a ti, por el trabajo que haces. Y, por sacar un tema, me pregunto si no sería mejor para la salud desconectar (o reducir) el aire acondicionado (aire frío) en los transportes públicos que la obligación de usar mascarillas.

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